jueves, 25 de septiembre de 2008

Americanos... os saludamos con alegría...

Durante el vuelo hacia los Estados Unidos, Lufthansa ofrece algunos consejos sobre cómo rellenar el formulario de inmigración
I-94W. Entre otros, se recomienda tratar de escribir los números en la forma usual en Norteamérica (y no a la europea) para evitar posibles malinterpretaciones por parte de los oficiales de inmigración.

The American Way

A pesar de las muchísimas similaridades que saltan a la vista, en especial cuando se compara la costa nordeste y Centroeuropa, hay también unas cuantas cosas que se hacen de forma distinta a cada lado del Atlántico.

Una de las diferencias que más me llamaron la atención es que los norteamericanos hablan. Y mucho. No importa si te conocen o no. Ya sea entablar una conversación con el vecino de mesa que habla raro, u ofrecerse voluntariosos a indicarnos el camino tan pronto tengamos un plano en la mano y miremos alrededor con cara dudosa, o preguntarte sobre tu país de origen, o simplemente enterarse de cuál es tu historia. Se dice que si le pides la hora a un norteamericano ya habrás hecho un nuevo amigo. Y parece ser verdad. No sólo en encantadores pueblecitos en el corazón de parques nacionales sino también en la gran ciudad.

Brooklyn Brewery

Esta característica norteamericana puede resultar algo sorprendente e incómoda para los habitantes del Viejo Continente, donde cada uno tiende a ocuparse de sus propios asuntos, va con cara de perro por la calle y no le importan un pimiento los prójimos a su alrededor. Al principio nos sentimos algo extraños ante los indiscutibles reyes del small talk, pero en seguida reconocimos las ventajas de darle conversación a la gente. Porque gracias a perfectos extraños con ganas de hablarnos estuvimos en lugares que jamás hubiéramos descubierto.

Williamsburg walks

Creo que lo interesante de esta actitud es que suele terminar en win-win situations, en las que ambas partes obtienen algún tipo de beneficio. E incluso una simple conversación amigable, aun cuando no brinde oportunidad alguna para nadie, es también una agradable experiencia. De cualquier modo, esta forma de acercarse a las relaciones sociales permite a los norteamericanos estar siempre abiertos a nuevas oportunidades, a beneficios inesperados, practicando activamente el llamado networking, cuyo principio radica en poner en contacto entre sí a tus conocidos, porque tal vez puedan tener algún interés mutuo, sea cual sea la razón. De esta forma, ponemos el enorme poder de los crecimientos exponenciales de nuestro lado.

Una semana antes de viajar a los Estados Unidos estaba haciendo cola para sacarme la licencia de conducir internacional en el ÖAMTC (la asociación austríaca de automobilistas) de Salzburgo. Una señora mayor delante mío estaba pidiendo información de carreteras para planificar sus vacaciones de verano, y escuché sin querer que estaba preguntando por destinaciones en la costa entre Barcelona y Tarragona. Sonreí para mis adentros y esperé mi turno. Cuando más tarde salí con mi flamante licencia internacional, la señora aún estaba en el aparcamiento, inspeccionando todo el material que había obtenido, y estuve sopesando si acercarme a ella y decirle que soy de Tarragona y viví muchos años en Barcelona y ofrecerle algunos consejos y responder a todas las preguntas que quisiera hacerme. Pero, ¿sabes?, soy bastante tímido y no me siento cómodo entrándole a un extraño en plena calle, así que monté en la bici y me fui sin decirle nada.

Ruhe

Y casi inmediatamente lamenté no haberle dicho nada, porque nada hubiera perdido, ella habría obtenido información de primerísima mano sobre la región y, ¿quién sabe?, tal vez yo también hubiera obtenido algo, aunque fuera tan sólo la satisfacción de haber ayudado a alguien. Pero no.

¿Quizá la próxima vez?

2 comentarios:

Alba! dijo...

Es verdad que a veces por timidez dejamos de hacer cosas que nos alegrarían el dia, y tal vez a alguien más tb. Yo intento superarlo... tal vez debería irme a NYC!

tonicito dijo...

alba, sí! NYC mola! :D Mil petons :) T.