jueves, 23 de agosto de 2007

Vacaciones en Austria (iii)

Dejamos el Neusiedler See bajo una tormenta importante que hizo que cambiáramos nuestros planes originales de hacer una carreterita de montaña por el Semmering y Mariazell, y en lugar de eso nos fuimos directamente a Graz, la capital de Estiria.

A pesar de que Graz es una ciudad preciosa que merece un post a parte, esta visita fue tan relámpago que no dejo fotos. Después de degustar unos deliciosos Ochsenherzenparadeiser (literalmente, tomates de corazón de buey; así se llaman unos tomates gigantescos, rosados y dulces) y subir a la Schlossberg, nos volvimos a poner en ruta para visitar la iglesia de Santa Bárbara en Bärnbach.


La iglesia de Hundertwasser reluce bajo el sol del atardecer de forma mágica. Me encanta la fotografía de tomates por su rotundidad. Ahí queda eso.

Cuando llegó el día de restaurar la iglesia del pueblo, los lugareños votaron por unanimidad encargar el proyecto al arquitecto Friedensreich Hundertwasser. Y la verdad es que, visto el resultado, acertaron de lleno. No sólo por la iglesia merece la pena hacer un pequeño desvío en el camino sino también por el parque que hay a su alrededor, donde portales de colores representan las religiones del mundo. ¡Incluso hay un portal sin símbolo para los ateos! Después emprendimos camino hasta llegar a casa, en Salzburgo, que tomamos como base de operaciones para las siguientes excursiones.

En Salzburgo estuvimos visitando la fortaleza Hohensalzburg y admirando las vistas incomparables de los alrededores, con los Alpes siempre presentes. La fortaleza, dice la leyenda y las guías turísticas, jamás fue conquistada por ningún ejército enemigo. Y viendo la pendiente que hay que superar para llegar hasta arriba, se entiende perfectamente.



Al día siguiente hicimos nuestro tour favorito por el Salzkammergut. El paisaje en esta región es suave, verde y perfecto, parece que se está dentro de una maqueta de trenes. Hallstatt, uno de los ocho Patrimonios de la Humanidad en Austria, está colgado de forma imposible entre las paredes verticales del Dachstein y el lago Hallstättersee (literalmente, lago de Hallstatt). Además de dar nombre a una cultura de la Edad de Hierro, Hallstatt es uno de mis pueblos favoritos en Austria (con permiso del recién descubierto Rust). Me encantan sus callejas estrechas, descubrir pequeños detalles en cada rincón, pasearme por los tejados del pueblo y el hecho que el lago y las montañas constituyen el fondo perfecto, sea cual sea el ángulo...


En el osario de la iglesia católica en Hallstatt se conservan calaveras con sus nombres escritos en la frente, decoradas con cruces y florecillas de colores. Otros países, otras costumbres... ;)

Después de una visita de rigor a la pastelería Zauner de Bad Ischl (los mismos que le servían los pasteles y las tartas a Sisí Emperatriz), terminamos el día dando un paseo por un caminillo que bordea el Wolfgangsee cerca de Sankt Gilgen.



Las próximas excursiones nos llevaron a la carretera alpina del Großglockner, a las cataratas de Krimml y a Munich...

1 comentario:

Santiago dijo...

que lindo que es viajar y conocer nuevos destinos, si podria viajaría todos los años. hace 2 años saque vuelos a Buenos Aires desde Bariloche, fue una experiencia unica aunque mis hijos disfrutan mas de la playa y de los paisajes naturales