Nueva vida
Ya he hablado anteriormente sobre mi afición a cultivar especies mediterráneas en Austria. Pues bien, nuestros naranjos están creciendo muy bien, pero estoy empezando a perder la esperanza de que el pino salga adelante. Creo que se congeló durante las pasadas Navidades, mientras estábamos en España.
Tengo mucho miedo del día en que deba aceptar lo inevitable y tirar al pobre arbolito a la basura. Sabiendo lo triste que me voy a poner ese día, he decidido empezar a compensar su pérdida plantando nueva vida antes de que llegue el momento fatídico. Por si las moscas.
Todo comenzó en el Paleoproterozoico, unos 3000 millones de años atrás, cuando se fundió la capa de hielo de la glaciación makganyena (que posiblemente cubriera la totalidad del planeta), dando lugar a un vastísimo océano primigenio.
Dos tipos de organismos sobrevivieron bajo la capa de hielo y rápidamente poblaron la práctica totalidad de dicho océano. Archaea, que utilizaban varias fuentes de energía diferentes como azufre y amoníaco y liberaban metano como producto de desecho, y un nuevo tipo de bacterias, las cianobacterias, capaces de obtener energía a través del proceso llamado fotosíntesis, que convierte luz solar y dióxido de carbono (CO2) en energía, liberando oxígeno (O2) como producto residual.
Estas cianobacterias tuvieron tal éxito reproductivo y colonizador que de hecho modificaron la composición química de la atmósfera terrestre, lo cual iba a modelar los derroteros de la vida sobre la Tierra durante los siguientes 3000 millones de años. Antes de que aparecieran las cianobacterias la atmósfera apenas si contenía oxígeno molecular. El oxígeno libre en grandes cantidades resultaba tóxico para la mayoría de organismos de entonces, en especial para las arqueas. La mayor parte de la vida terrestre desapareció en lo que se conoce como la Gran Oxidación o crisis del oxígeno(*).
Sin embargo, es de sobra conocido que graves crisis ambientales como esta Gran Oxidación son también el origen de importantes avances evolutivos: no tardaría en aparecer una nueva clase de bacterias, llamadas aeróbicas, que utilizaban oxígeno, disponible ahora en grandes cantidades, como fuente de energía, produciendo dióxido de carbono como residuo. Y eso no fue todo, sino que en un toque de genio evolutivo, algunas archaea, acuciadas por el serio aumento de oxígeno tóxico en la atmósfera, incorporaron cianobacterias o proteobacterias (un tipo de bacterias aeróbicas) en su interior a través de la membrana celular y utilizaron parte de la energía producida por ellas para mantenerse con vida. Este brillantísima finta, conocida como endosimbiosis, sería el origen de la célula eucariota, que contiene varias estructuras internas separadas por membranas y potencialmente especializadas en distintas funciones.
Las archaea que se asociaron con bacterias aeróbicas, que consumían oxígeno, fueron la base de los organismos multicelulares que darían origen al reino animal, del cual también los humanos formamos parte (**). A partir de las archaea que se asociaron con cianobacterias, productoras de oxígeno mediante fotosíntesis, se originaría el reino vegetal, es decir, organismos multicelulares capaces de obtener energía del sol mediante la fotosíntesis.
(***)
En esta historia he estado pensando esta mañana, en este largo camino evolutivo, mientras sembraba semillas de naranjo y de limonero para darle otra oportunidad a la vida vegetal.
¡Despertad, pequeñas semillas!, ¡despertad! Despertad de vuestro largo sueño, dejad que la luz y el agua os pongan en alerta y consumad una vez más el milagro de la vida.
(*) Esta crisis del oxígeno en el Paleoproterozoico elevó la concentración de oxígeno en la atmósfera hasta un 4%. Para alcanzar el nivel actual (21%) iba a ser necesaria la colonización masiva de la tierra firme por parte de plantas y bosques.
(**) No todas las archaea desaparecieron de la Tierra en el Paleoproterozoico, ni mucho menos. Innumerables tipos de archaea viven aún entre nosotros, en los lugares más insospechados. Algunas de ellas, por ejemplo Methanobrevibacter smithii, viven en nuestro intestino y nos ayudan a realizar la digestión.
(***) Taronger significa "naranjo" en catalán.
3 comentarios:
¡Menuda clase de biología y de palabras que no sé pronunciar!
Ahora te dejo porque tengo que leer todos esos enlaces que nos has dejado para estar preparada antes de sembrar nada en la terraza :-D
Fue un Invierno fatal. Mi olivo murio tambien :-(
Ayudara mucho hablar con los semillas para despertarles. Si no se despiertan avisame, te presto mi raton magico :-)
Noema, es que a veces mientras estoy haciendo cosas se me va la cabeza a temas de los que leo en libros de estos raritos que me gustan y, ya ves, pasa lo que pasa... ;)
Kai, jo, ¡qué pena! :( Les estoy hablando a las semillas cada mañana, pero de momento no dan señales de vida. Tal vez sí tendrías que enviarn a tu ratón mágico unas semanas a Austria en misión especial! :D
¡Un abrazo y gracias por vuestros comentarios! :)
T.
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