Vacaciones en Austria (v) (y final)
Los últimos días de nuestras vacaciones los pasamos en Munich. Ya sé que Munich no está en Austria, pero no he podido resistirme a completar esta serie de posts vacacionales (y espero que no demasiado aburridos) con un Vacaciones en Austria (v).
Uno de los contrastes más grandes que vivimos al venir a vivir a Salzburgo fue el comparar la vida en una ciudad grande como Barcelona con la vida en una ciudad relativamente pequeña como Salzburgo. Tengo la impresión que el choque estuvo a la altura del choque idiomático o del choque cultural.
Echamos de menos la gran ciudad; su latir constante, su vida, su respiración. Incluso pasados tres años, aún no nos hemos acostumbrado a no poder ir al cine durante un mes porque no echan nada interesante durante un mes (!!). Echamos de menos el perfecto anonimato que sólo se encuentra en una ciudad de verdad. Echamos de menos la mezcla de personas de toda forma y color que tan sólo se da en una ciudad de verdad. Yo incluso echo de menos poderme subir a un bus sabiendo que, pasada una hora de trayecto, aún vas a estar en la ciudad.
Supongo que es por eso que vamos tan a menudo a las grandes ciudades a nuestro alrededor. Munich es la que nos queda más cerca, y siempre merece la pena volver a visitarla. Tal vez por la oscura atracción que me producen algunos de los más siniestros pasajes en su historia reciente. Seguramente por el Viktualienmarkt, en el que pueden encontrarse los más increíbles productos, el fotógrafo se vuelve loco y el observador atento puede sentir el corazón de la ciudad latiendo bajo sus pies.
Tal vez porque el Englischer Garten siempre invita a quitarse los zapatos y sentir la hierba en los pies desnudos. Seguramente por la irresistible combinación de un par de Münchner Weißwürstl con mostaza dulce y una Weißbier. Tal vez porque en Schwabing se encuentran unos restaurantes tremendos (nuestro último descubrimiento: Ignaz, un vegetariano que nos gustó tanto que fuimos a cenar las dos noches que pasamos en Munich)
Realmente fue un gran final para nuestras vacaciones. Porque Munich es, ante todo, una ciudad gemütlich.
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