jueves, 5 de julio de 2007

Fotografiando el aire

Esta madrugada se ha sabido que Salzburgo no va a organizar los Juegos Olímpicos de Invierno en el año 2014. Ya se había presentado para los del año 2006, 2010 y ahora 2014, y no ha sido escogida en ninguna de las ocasiones.

Cada mañana leo el periódico (Salzburger Nachrichten, "Las noticias de Salzburgo") en al autobús. Hoy venía la noticia de la eliminación en portada, con una foto que me ha gustado mucho. En ella aparece el canciller austríaco, Alfred Gusenbauer, abrazando al alcalde de Salzburgo, Heinz Schaden, en el momento en que se da a conocer que Salzburgo queda eliminada después de la primera ronda de votaciones. La cara del alcalde lo dice todo, apenas necesitas leerte el titular para saber qué pasa. Además, al leer la noticia tenía la foto todo el tiempo presente y, sea por una mínima empatía, pues me ha dado pena el pobre hombre.

Es una foto de aquellas de captar el momento justo, de estar ahí, presintiendo lo que va a ocurrir, teniendo el encuadre decidido, la luz medida, el balance de blancos en su sitio... Lástima que no la he encontrado online (de momento) porque si no la hubiera puesto en el post. A cambio, pongo unas cafeteras voladoras... :)


Muchas veces me maravilla esta capacidad que tienen las imágenes para transmitirnos algo. Porque el sentimiento está ahí, dentro de los cuatro márgenes de la foto. Y no sabes muy bien cómo, pero lo entiendes. Las imágenes son un lenguaje, igual que los lenguajes hablados y escritos, pero no se nos enseña a "leer" imágenes. Sabemos interpretarlas, pero lo hacemos de forma inconsciente, casi visceral. Y justamente eso es lo que las hace a la vez tan poderosas y tan peligrosas como medio de comunicación.



Cuando empecé a interesarme por la fotografía me sentía bastante desorientado. A veces, por casualidad más que por destreza, tiraba una foto que me gustaba mucho. Pero no era capaz de decir por qué me gustaba, o qué les fallaba a las demás. En realidad aún me sigue pasando a menudo. Pero la fotografía es un lenguaje, y como todos los lenguajes, tiene sus reglas básicas que nos permiten no sólo interpretarlos, sino también hacer que los demás nos interpreten.



Una de estas reglas es que, a pesar de ser transparente, es muy importante fotografiar el aire. Cuando vemos una foto, en realidad nos colocamos imaginariamente en el lugar donde estuvo la cámara. Pero la cámara no es nuestros ojos. Nosotros vemos mucho más, nuestro campo de visión es más grande, es muy definido en el centro y se pierde hacia los lados. Nuestro cerebro completa las formas, iguala los colores, interpreta las texturas, reconstruye el volumen. Una cámara fotográfica no puede hacer todo eso.


El aire es el medio en el que nos movemos, en el que vivimos, en el que respiramos. Lo damos por supuesto, y miremos a dónde miremos, vemos aire. Nos resulta familiar, tanto que ni nos damos cuenta. Pero cuando no vemos aire, sentimos de inmediato que algo falla, aunque probablemente no sepamos decir qué es. En una fotografía ocurre lo mismo, si hay aire nos resulta familiar, agradable, natural. Si no hay aire, tenemos una sensación extraña, nos ahogamos sin saber por qué.

No hay comentarios: