¡Recuperemos el formato vertical!
Me gusta la fotografía. No hace mucho tiempo, unos 3 o 4 años, pero desde entonces me descubro a menudo mirando las cosas a través de la lente de una cámara fotográfica, a veces una de verdad, normalmente la de mi imaginación. Diría que me ajusto al perfil de lo que ahora se llama un prosumer, algo menos que un profesional, algo más que un usuario normal (professional + consumer). Por cierto que esta palabra me parece bien estúpida.
Mi interés por la fotografía empezó con mi primera cámara digital. Al principio, igual que mucha gente, hacía millones de fotos, sin preocuparme mucho de los resultados. ¡Siempre puedes borrar si no sale bien! Mi problema es que no lo hacía. Terminé con miles de álbumes aburridísimos, doscientas fotos mínimo en cada uno, para una excursión de medio día al pueblo de al lado.
Con el tiempo fui leyendo artículos y libros, y especialmente observé muchas fotos buenas, y el tema acabó por convertirse en una de mis pasiones. Ahora siempre intento pensar en la regla de los tercios y en la profundidad de campo antes de disparar. Y vivir en un país tan maravillosamente fotogénico como Austria es una gozada.
Además de convertirme en un fotógrafo aficionado, la fotografía digital también ha tenido otro efecto secundario. La mayoría de la gente ya no imprime copias en papel fotográfico. Las fotos se ven en la pantalla del ordenador o en el televisor. Y los televisores suelen tener lo que se llama formato apaisado u horizontal, es decir, la anchura es mayor que la altura. Pero cuando se coloca la cámara verticalmente y se dispara, la altura es mayor que la anchura, y tenemos lo que se llama formato alto o vertical. Cuando se tiene la foto impresa en papel esto no es ningún problema: se gira el papel 90º al mirar la foto y ya está. Pero girar la pantalla del ordenador o el televisor puede no ser tan sencillo (¡aunque algunos monitores lo permiten! ¡mooola!). Cuando una fotografía vertical se visualiza en una pantalla horizontal se pierde un montón de espacio a ambos lados.
Me he encontrado con bastante gente que parece no poder vivir con este espacio perdido, y que tiran absolutamente todas las fotos en formato horizontal. Lamentablemente uno de ellos es mi propio padre, también fotógrafo aficionado en sus tiempos. ¡Rechazo enérgicamente esta práctica! Creo que hay fotos que son verticales, y al hacerlas en formato horizontal se les está haciendo daño.
Si se tira una foto vertical en formato horizontal por no perder todo ese espacio a los lados al mirar la foto en pantalla, en fin... estoy seguro que se va a terminar teniendo demasiado en la foto. Una de las cosas que he aprendido es que, en fotografía, menos tiende a ser más. Cuantas menos cosas aparezcan en la foto, más interesantes van a resultar. Y al contrario, cuantos más objetos haya, más vamos a perder la atención del espectador.
Por supuesto, al igual que algunas fotos son verticales, otras fotos son horizontales. No tengo nada en contra de las fotos horizontales. Cada uno de los formatos evoca distintos sentimientos. Una fotografía horizontal tiende a transmitirnos paz y tranquilidad. Una fotografía vertical puede transmitir elevación y espiritualidad. Hay quien dice que la línea horizontal pertenece a la Naturaleza mientras que la línea vertical pertenece a la Humanidad.
Para acabar, un consejo. La próxima vez que vayas a tirar una foto, pregúntate algunas cosas antes de disparar (empezando por ¿qué quieres fotografiar?), intenta mirar a través del visor como si estuvieras viendo la copia en papel y, por supuesto, no tengas miedo de colocar la cámara en posición vertical si el corazón te lo pide.
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