lunes, 30 de enero de 2012
viernes, 11 de noviembre de 2011
Escaparates que se desvanecen
Siempre me he sentido atraído por los escaparates. Porque un escaparate puede ser una ventana al pasado. El escaparate es el nexo de unión entre el vendedor y el comprador, es una interfaz entre las personas y, como tal, uno de los factores que conforman una sociedad. Es por esto que observando los frontales de tiendas puede aprenderse mucho sobre las personas que las utilizan.
Esta es una carnicería en Barcelona. Esta imagen me resulta muy familiar, muy cercana, cada uno de sus detalles me transporta a casa, me trae recuerdos de mi niñez. En esta serie voy a mostrar tiendas de Salzburg y de Hallein, y cómo el tiempo está transformándolas.
Paseándote por la ciudad, si tratas de evitar las sendas turísticas, todavía puedes descubrir auténticas tiendas donde el tiempo se paró en los años sesenta...
...tiendas en las que gente de verdad todavía compra productos. TIendas que, sin duda, juegan un papel importantísimo en el tejido social de sus comunidades. Pero, ¿hasta cuándo?
Porque la presión tanto inmobiliaria como turística que es ejercida sobre las tiendas tradicionales es tan enorme que a duras penas pueden sobrevivir. Con demasiada frecuencia el único signo reconocible es el antiguo letrero que, a veces, todavía está ahí. Los tiempos están cambiando, y ahí donde había multitud de tiendas en las que uno podía encontrar todo lo que necesitara, hoy sólo puede encontrarse los mismos souvenirs y artículos turísticos que pueden encontrarse también en cualquier otra ciudad. Todos tienen la misma pinta, y todos tienen bien poco que ver con la ciudad pero, por motivos que no comprendo, es lo que la gente quiere, lo que el dinero quiere.
Supervivientes. Todavía quedan algunos supervivientes, incluso en el corazón del casco antiguo de Salzburg. Pero es muy triste obervar la tendencia. Cada vez que una tienda tradicional cierra para dejar espacio a la siguiente tienda de souvenirs, que tendrá la misma pinta que todas las demás y venderá los mismos artículos que todas las demás, el alma de la ciudad muere un poco. Las personas que viven aquí de verdad, y no están de visita, observan los carteles que anunican el cierre con impotencia y, secretamente, comienzan a hacer apuestas sobre cuál de sus tiendas favoritas será la siguiente en desaparecer.
El progreso no se puede parar. Esta es la conclusión. Pero de todos modos, es lícito sentir nostalgia al ver la dirección en la que va. Especialmente en estos tiempos, en los que todo sucede tan deprisa que no tienes realmente la oportunidad de parar a tomar un respiro.
Pero lo que sí puedes hacer es tomar tu cámara y hacer una fotografía, y quedarte no sólo con un recuerdo tenue sino también con la imagen de cómo fue.
Publicado por tonicito a las 09:08 0 comentarios
viernes, 9 de septiembre de 2011
domingo, 1 de mayo de 2011
Leído en 2010
Publicado por tonicito a las 12:46 2 comentarios
Etiquetas: día del libro, leído