viernes, 24 de octubre de 2008

Los días se acortan...

... noviembre está a las puertas y ya he hecho por última vez este año el camino a la oficina en bicicleta ...

Untersberg

... el Sol surca el cielo cada vez más bajo, largas sombras y maravillosa luz de puesta de sol durante todo el dia ...

Festung

... y el Frío y la Oscuridad se preparan para cubrir el hemisferio norte durante los próximos meses. Extrañas esculturas orgánicas se pasean por la ciudad durante la noche ...

DarknessCreature

lunes, 20 de octubre de 2008

La calle del español negro

Este fin de semana hemos estado en Viena, y una de las cosas que me llamaron la atención fue descubrir que hay una calle llamada Schwarzspanierstrasse (lit. calle del español negro).


Ver mapa más grande

Pues bien, un par de preguntas a San Google nos permiten descubrir que los susodichos españoles negros no fueron otros que los monjes benedictinos de la abadía de Montserrat, que construyeron en el siglo XVI en aquella zona un convento cuya iglesia también se conoce como Schwarzspanierkirche. Parece ser que los benedictinos de Montserrat llevaban hábitos de color negro, en contraposición a otras ordenes monásticas españolas presentes en Viena, que los llevaban blancos. De ahí el nombre.

La original Schwarzspanierkirche fue destruida durante el asedio otomano de 1683. Luego fue reconstruida en estilo barroco, para perder más tarde el campanario por el fuerte impacto de un rayo en 1755. Abandonada por los benedictinos en 1780, el emperador José II toleró su saqueo y ordenó su reconversión en almacén militar. Luego fue reutilizada como templo protestante por el ejército (durante este tiempo se la conocía como Garnisonkirche, la iglesia de la guarnición) y a partir de la anexión de Austria por parte de la Alemania nazi fue restaurada e incluso alojó una importante pintura del nuremburgués Joachim von Sandrart. Los bombardeos aliados de 1944 la destruyeron prácticamente entera y jamás fue reconstruida. Hoy en día puede verse la restaurada fachada principal.

lunes, 6 de octubre de 2008

Ideas fijas

Debo hacer una confesión: estoy enfermo.

Todo comenzó hace unos tres años, cuando adoptamos nuestra primera cámara réflex digital. La característica más interesante de este tipo de cámara es que los objetivos son intercambiables. Al principio estaba muy contento con el objetivo del kit, pero al cabo de un año le siguió un teleobjetivo de rango medio, para ver las cosas más de cerca.

Durante nuestras vacaciones neoyorquinas no pude resistir la tentación de hacer una visita a B&H, una especie de nave nodriza para todos los fotógrafos, aficionados o profesionales. Además de algunos accesorios fotográficos, básicamente parasoles (¡porque el tamaño importa! :D), filtros y tarjetas de memoria, adopté un objetivo de focal fija de 50mm, que terminó por confirmar mi enfermedad: estoy obsesionado con las lentes y los accesorios fotográficos.

Lenses #1

Hay unas cuantas características interesantes de los objetivos de distancia focal fija. En primer lugar, suelen tener mucho mejores cualidades ópticas que los objetivos zoom (esto es, de distancia focal variable). La razón es muy sencilla: el diseñador de un objetivo zoom debe encontrar un difícil compromiso para proporcionar unas cualidades ópticas aceptables en todo el rango focal. Por el contrario, un objetivo de foco fijo puede ser optimizado para su distancia focal de forma que la calidad de la imagen obtenida sea excelente.

Además, el sistema de lentes que conforman un objetivo de focal fija es increíblemente simple y elegante, y funciona a la perfección. Siempre me he sentido fascinado por sistemas que, como la transmisión de una bicicleta, son tan sencillos que basta una mirada para comprender su funcionamiento y aun así son insuperables en eficiencia energética. Gracias a este sistema de lentes tan sencillo, los objetivos fijos suelen ser muy rápidos, es decir, dejan pasar mucha luz en un corto espacio de tiempo, lo cual los hace especialmente interesantes para fotografía nocturna, y también permiten alcanzar milimétricas profundidades de campo.

Lenses #2 Lenses #3

Pero en mi opinión, lo mejor de un objetivo de focal fija es que no tiene zoom. Que no se me malinterprete, los zooms son algo grande y para ciertos propósitos absolutamente indispensables, pero en mi opinión también nos vuelven algo vagos. ¿Para qué voy a acercarme al sujeto si con un simple giro del anillo puedo conseguir un efecto parecido (que no igual)? Por el contrario, estar atado a una distancia focal fija significa tener que forzar nuestra creatividad fotográfica, porque debemos caminar hacia adelante o hacia atrás para conseguir ese encuadre perfecto o para aplicar la regla de los tercios.

Al principio me sentía raro y mis dedos intentaron a menudo girar el inexistente anillo del zoom al utilizar el objetivo de 50mm. Pero me acostumbré bastante rápido a él, y he aprendido a usarlo y a quererlo. Y me siento a gusto con él, porque tengo la impresión de estar haciendo fotografía de verdad, en serio, es un volver a los orígenes, a antaño, cuando no había digital, ni espejo réflex, ni tarjetas de memoria, ni conexiones USB, y había que esperar como mínimo una hora para ver los resultados de tus experimentos, no había histogramas, ni modos automáticos, ni autofocus, ni GIMP.

Prime

Un objetivo de focal fija es la herramienta adecuada para esta época del año, cuando la clorofila se retira para dejar paso a maravillosos pigmentos ocres, amarillos, naranjas y rojos, que han estado esperando pacientemente durante todo el verano para hacer ahora su triunfal entrada.

¡Hasta pronto Sra Clorofila! ¡Bienvenidos Sr Caroteno y Sra Xantófila!

sábado, 4 de octubre de 2008

Impronunciable

Parece ser que cuando Austria ingresó en la Unión Europea, allá por 1995, intentó (en vano) que se reconociera al dialecto austríaco como idioma independiente del alemán. Los expertos de la UE replicaron que, a excepción de unos cuantos términos propios, en su gran mayoría relacionados con la cocina, no había suficientes diferencias entre el austríaco y el alemán como para considerarlos lenguas independientes.

Uno de estos términos diferentes es mi palabra favorita de hoy. Se llama Zwetschken a una subvariedad de ciruelas (Prunus domestica domestica), algo ácidas al paladar, que ahora están en temporada. La palabra alemana para las ciruelas en general es Pflaume, pero en Austria se les llama a todas, en general, Zwetschke.

Zwetschken

¿Y qué es lo interesante de esta palabra? Si contamos el número de vocales y de consonantes en Zwetschken (ciruelas, en plural), obtenemos un sobrado 8:2 para las consonantes. Una pesadilla para el sistema vocálico de cualquier hablante de una lengua romance, vaya. Adaptado a la pronunciación española debería sonar algo así como "tsbechquen"...

Hace muchos muchos años, paseando por Viena durante un frío mes de octubre con un antiguo compañero de trabajo, nos dimos cuenta que el frío nos adormecía los labios y la lengua, y que se nos hacía difícil articular las palabras sin que sonaran raras, como si acabáramos de salir del dentista y la anestesia aún estuviera haciendo sus efectos. Y ahí elucubramos una teoría: los idiomas de climas fríos deben tender a ser más guturales que articulados, puesto que un sonido gutural resulta más fácil de pronunciar en un ambiente frío. Por contra, los idiomas originarios de latitudes de clima más benigno se pueden permitir una articulación más rica.

¿Será cierto? No lo sé, pero hay palabras que seguirán siendo un reto por mucho tiempo...