lunes, 24 de septiembre de 2007

Evento de la marmota: Rupertikirtag

Hoy, 24 de septiembre, se celebra en Salzburgo el Rupertikirtag, la Fiesta Mayor. San Ruperto de Salzburgo es el patrón y protector de la ciudad y de la provincia de Salzburgo. A pesar que, según Wikipedia, San Ruperto es el 27 de marzo, en Salzburgo se le honra del 20 al 24 de septiembre. Ni idea del porqué.



El Rupertikirtag es bastante interesante, porque todos los museos de la ciudad pueden visitarse gratis, y también porque las escuelas, los bancos y los funcionarios tienen el día libre. Por desgracia no pertenezco a ninguno de estos colectivos, y por lo tanto he tenido que ir al currele como todos los días. Hay una especie de feria (llamada Dult) en las tres plazas que hay alrededor de la catedral. El buen tiempo que tuvimos el domingo fue una tentación demasiado grande para el fotógrafo aficionado que suscribe. ¡En estas ocasiones siempre se encuentran millones de pequeños detalles que fotografiar!





Me gusta el Rupertikirtag. Porque la patrona de Barcelona, La Mercè, se celebra el mismo día. Y la patrona de Tarragona, Santa Tecla, justo un día antes. No es lo mismo, pero me encanta la coincidencia.

martes, 18 de septiembre de 2007

La importancia de las palabras

Si hay algo que me gusta de los austríacos es su sinceridad y lo directos que son al decir las cosas. Sea para lo bueno o para lo malo, no suelen andarse con rodeos y circunloquios. Lo cual es de agradecer, porque entender ciertos eufemismos en una lengua extranjera no es tarea fácil. Como la vez que estaba en la consulta del médico y la enfermera me pidió si le podría hacer un Hahn (que significa pollo o grifo). A pesar que dije que sí por reflejos, acostumbrado a entender las cosas unos segundos más tarde, mi cara debía de ser todo un poema, porque hasta que no tuvo un poco de compasión de mí y pronunció la palabra Urin no comprendí que lo que me estaba pidiendo era una muestra de orina.



Pero me estoy desviando. Decía que en Austria no se andan con rodeos y tienden a llamar a las cosas por su nombre. Como en la noticia que hoy traía el periódico, que contaba que los porteros de uno de los locales pijos de Salzburgo les negaron este fin de semana la entrada a un iraní y a un boliviano porque, en sus propias palabras, "ya había demasiados extranjeros en el local". Sin tapujos. Sin rodeos. Y, cabe añadir, sin vergüenza.

A causa de la desarticulación de una presunta célula terrorista islamista en Viena (que en realidad eran tres zumbados que se dedicaban a proferir amenazas a través de Internet y que, presuntamente, podrían haberse informado sobre cómo habría que hacerlo en el caso eventual que quisieran conseguir explosivos), ciertas voces críticas con el Islam y su presencia en el corazón de Europa han visto cortar el césped bajo sus pies. Poco han tardado los voceros de siempre en hacer acto de presencia en los medios: Jörg Haider desde su feudo carintiano abogando por la prohibición de velos y minaretes y HC Strache, arropado por la élite cultural en Brigittenau, protestando por la construcción de un centro cultural islámico. Es novedoso, de todos modos, que también se les unan ciertos personajes más bien de centro, como el Landeshauptmann (algo así como el presidente autonómico) de la Baja Austria, Erwin Pröll, hace un par de semanas.



A las mezquitas no se les ha perdido nada en la Baja Austria, afirmaba el fulano, porque "los minaretes son algo foráneo (etwas Artfremdes). Y, a la larga, lo foráneo no hace ningún bien a una cultura." Y aquí vamos a detenernos un instante y considerar la elección de palabras. Artfremd es una palabra de difícil traducción. Viene a significar algo extraño, ajeno. Esta palabra no es en absoluto nueva, y tiene connotaciones más bien negativas, puesto que fue utilizada en el pasado, junto con entartet (degenerado) y ungesund (enfermizo, insano), para referirse a obras de arte de pintores de origen judío. En 1937 se inauguró en Munich la exposición Entartete Kunst (arte degenerado), que presentó al público alemán 650 obras de artistas modernos como Oskar Kokoschka, Marc Chagall, Otto Dix o Emil Nolde, seleccionadas por el Ministerio de Propaganda del Reich de entre las 16000 que fueron confiscadas por los nazis. La exposición, a la cual sólo se permitía la entrada a los mayores de edad, pretendía horrorizar al público con la degeneración del arte judío. Curiosamente, con sus más de dos millones de visitantes, se mantiene como la exposición de arte moderno más visitada de la historia de Alemania.

Por cierto, que Pröll podría haber escogido fremdartig (exótico, extraño), vocablo este mucho más inofensivo que artfremd. Aunque leo por ahí que al susodicho también le gusta llenarse la boca con Überfremdung, que viene a significar algo así como "sobreextranjerización", una de las palabras favoritas de la extrema derecha, y que con razón fue escogida como palabra tabú del año 1993 por la Gesellschaft für deutsche Sprache (que es al alemán como la Real Academia Española es al español).



Elección de vocablos a parte, me parece muy triste, muy cerril, y de una pequeñez mental más que preocupante, afirmar que lo foráneo no hace ningún bien a una cultura. ¿Dónde estaría hoy la Baja Austria si en su día no hubieran llegado los "foráneos" celtas o romanos? Aunque más bien creo que el amigo Pröll, en vistas que la profunda ignorancia que identifica Islam con terrorismo tiene el terreno abonado, no hace más que subirse a un tren barato. Con unos compañeros de viaje más que indeseables, todo sea dicho.

Es posible que, como nos decía Paco hace unos días, sea la necesidad de saberse parte de un grupo, de sentirse especial, lo que lleva a estos tardoadolescentes a abrazar la creencia que el gritar Allah Akhbar antes de darle al botoncito les llevará al Paraíso. Tal vez tenga razón y todos necesitemos formar parte de un grupo.



Yo, por mi parte, me siento muy especial cuando me doy cuenta, por ejemplo, que la palabra española zanahoria no se parece en nada a ninguna otra lengua (ni a la inglesa carrot, ni a la alemana Karotte o Möhre, ni a la italiana carota, ni a la francesa carotte, ni a la catalana pastanaga, ni a la occitana pastenaga, ni a la griega καρότο), con la única excepción de la portuguesa cenoura. Cuando me doy cuenta que el "Spain is different" y seguramente también el temperamento español, tan admirado por los locales, tienen sus raíces en Al-Andalus y en el Islam. Cuando escucho la animada conversación telefónica que suele tener un simpático señor con turbante que a veces comparte conmigo el autobús de vuelta a casa y me doy cuenta que, si no se escuchan las palabras sino solo la melodía, podría pasar por malagueño o cordobés.

Es entonces cuando me siento tan orgulloso de ese ADN moro, de esa herencia árabe que todos llevamos en las venas, que es vieja y sabia y que, de saberla escuchar, nos cuenta su historia. Nuestra Historia.

lunes, 10 de septiembre de 2007

¿Qué echaría de menos?

De pequeño nunca entendí por qué había tantos periódicos distintos. "Pero si la noticia es sólo una", pensaba inocentemente, "el suceso es sólo uno, debe de ser el mismo para todo el mundo, y debe ser explicado igual por todos, ¿verdad?" Todavía no me había dado cuenta que lo que importa no es qué se dice, sino cómo se dice.

Uno de mis lectores en silencio, mi amigo S., me dijo la semana pasada que tiene la impresión que siempre adopto un punto de vista algo negativo cuando escribo sobre mi vida en Salzburgo. La verdad es que me sorprendió un poco al principio, pero mirando atrás a mi corta historia bloguera, debo admitir que tiene algo de razón.

Empecé a escribir este blog porque quería hablar sobre las cosas que me sorprenden de mi vida aquí, sobre aquello que me llama la atención. Releyéndolo ahora, parece que la mayoría de las cosas que consideré dignas de mención en el blog me sorprendieron de forma un tanto negativa. ¡Pero un momento!, no quiero que se me tome por uno de esos expatriados españoles que siempre se quejan del tiempo, del idioma, de lo difícil que es conocer gente aquí, y que siempre están "buscando al grupillo de españoles para rajar de los locales con alguien en tu lengua materna".

Tal vez tenga un problema de comunicación. Tal vez no esté transmitiendo lo mucho que disfruto de mi vida aquí. Tal vez esté remarcando demasiado el lado negativo de mis opiniones. Quizá me exprese de forma demasiado directa, o quizá dé una falsa impresión de seguridad en mis argumentaciones, cuando en realidad no hago más que pura especulación, intento poner algo de orden en la realidad que me rodea. Puede que lo que digo no se corresponda lo suficiente con lo que siento.

Mar me dijo algo muy bonito ayer. Ella entiende su blog como una colección de recuerdos bonitos que va a querer llevarse consigo de nuestros años de la marmota en Austria. Y me parece que es una opción muy inteligente. Es por eso que su blog siempre tiene este aire cálido y feliz, como de florecillas, florecillas, y es por eso que, a su lado, mi blog parece una suerte de gemelo oscuro.

Es por todo esto que he decidido publicar aquí una lista de todo aquello que echaría de menos de Salzburgo, de Austria, si tuviera que marcharme hoy mismo.

(i) Salzburgo tiene el tamaño justo para poder ir en bicicleta a todas partes. Nunca pude hacer algo así en Tarragona o en Barcelona, porque ahí las bicicletas no se consideran vehículos sino juguetes, apenas hay carriles bici, y la probabilidad que te la roben es, no nos engañemos, bastante grande. Me encanta ir al trabajo en bicicleta. Los 3/4 de hora de camino hasta la oficina me ayudan a empezar el día de trabajo lleno de energía y también me ayudan a dejar atrás los problemas de la oficina al volver a casa por la tarde.


Volksgarten, Salzburgo, mayo de 2005

(ii) Vivir rodeado de lagos y montañas. Siempre me han maravillado las montañas. De pequeño pasábamos los veranos en el Valle de Aran, en los Pirineos, y me encanta volver de vez en cuando. Ahora vivo a los pies de los Alpes, y puedo admirarlos cada día de camino hacia el trabajo.


Untersberg, Salzburgo, febrero de 2006

(iii) Si quiero estar en contacto con la Naturaleza, la tengo a cinco minutos de casa. En serio, sólo necesito tomar el ascensor que sube a la Mönchsberg y ahí estoy. Mola, ¿eh? Salzburgo es verde. Tan verde que incluso hace daño a los ojos de alguien como yo, criado en un paisaje ocre, bronco y polvoriento que también me encanta, por cierto. Todo parece reluciente en Salzburgo porque llueve un montón y no hay polvo. La mayor parte de España tiene una pinta marrón porque no llueve lo suficiente. Puede parecer una tontería, pero me costó un tiempo darme cuenta de por qué todo parece distinto.


Wolfgangsee, Sankt Gilgen, agosto de 2007

(iv) Para un fotógrafo aficionado como yo no hay nada más excitante que la sinfonía de colores de la que puedo disfrutar cada otoño. Verdes oscuros, amarillos, ocres, rojos, anaranjados... ¡podría gastar carretes y carretes!


Thumsee, Alemania, octubre de 2006 / Wolfgangsee, octubre de 2005

(v) Pasar la tarde en una Wiener Kaffehaus, leyendo un libro, disfrutando de una buena conversación o, simplemente, dejando transcurrir el tiempo.

(vi) Una increíble variedad de productos que puedes comprar directamente a los agricultores y ganaderos en el mercado. Colirrábano, miles de tipos de calabazas que parecen extraterrestres, Speck (un tipo de panceta), Steirisches Kürbiskernöl (aceite de pepita de calabaza, típico de Estiria), Kren (rábano picante), y una aparentemente inacabable lista de Würstl (salchichas) que puedes comer en el Würstlstand, toda una institución austríaca.


Naschmarkt, Viena, agosto de 2007

(vii) Lo sencillo que resulta llevar una vida ordenada. Los horarios laborales son racionales, y me encanta comer sobre las doce, estar de vuelta a casa sobre las 6 de la tarde para cenar a las 7. Creo que en España no es tan fácil conseguirlo.

(viii) El desayuno Fingerlos.

(ix) El invierno. Me refiero a un invierno de verdad, con nieve, temperaturas bajo cero, y nariz, orejas y dedos congelados. En el que necesitas cinco minutos para ponerte toda la ropa que se necesita para salir a la calle. En el que incluso puede que puedas caminar sobre las aguas heladas de un lago.


Fuschlsee, enero de 2006

(x) Tener la oportunidad de practicar una lengua extranjera cada día. Tener que vivir en un idioma que no es el tuyo puede llegar a ser bastante desesperante, pero es la única forma de llegar a dominarlo. Entenderlo como un reto y no como una carga es, me parece, la manera correcta de encararlo.

(xi) Cuando vivía en España no me gustaba la cerveza. Luego vine aquí y tuve que rectificar mis creencias. La cerveza Stiegl de Salzburgo no tiene nada que envidiar a cervezas mucho más famosas como la Budweiser checa. (Es mi modesta opinión, ¡claro!)


Freilichtmuseum, Grossgmain, mayo de 2007

(xii) Seguro que echaré de menos las pequeñas ventajas de ser un extranjero. Por ejemplo, poder ignorar los subtítulos en la última peli de Almodóvar y entender cada uno de los chistes mucho más allá que los locales ("¿Qué es toda esta sangre?" "Nada, cosas de mujeres"). O entender lo estúpida que es la letra de la última canción pseudolatina de moda. O darse cuenta que, a pesar que la canta en español, el tío tiene más bien acento italiano...

Y, por supuesto, voy a echar mucho de menos a todos los amigos que hemos hecho aquí, a pesar de todo lo que diga el folklore de los expatriados españoles...

jueves, 6 de septiembre de 2007

Que nadie duerma...

Luciano Pavarotti ha muerto esta madrugada.

Nunca podré olvidar su versión de Nessun dorma, de la ópera Turandot de Puccini. No sabría decir exactamente qué tiene esta aria, pero apenas puedo reprimir las lágrimas cada vez que siento la tremenda energía de ese all'alba vincerò final.

Vacaciones en Austria (v) (y final)

Los últimos días de nuestras vacaciones los pasamos en Munich. Ya sé que Munich no está en Austria, pero no he podido resistirme a completar esta serie de posts vacacionales (y espero que no demasiado aburridos) con un Vacaciones en Austria (v).

Uno de los contrastes más grandes que vivimos al venir a vivir a Salzburgo fue el comparar la vida en una ciudad grande como Barcelona con la vida en una ciudad relativamente pequeña como Salzburgo. Tengo la impresión que el choque estuvo a la altura del choque idiomático o del choque cultural.

Echamos de menos la gran ciudad; su latir constante, su vida, su respiración. Incluso pasados tres años, aún no nos hemos acostumbrado a no poder ir al cine durante un mes porque no echan nada interesante durante un mes (!!). Echamos de menos el perfecto anonimato que sólo se encuentra en una ciudad de verdad. Echamos de menos la mezcla de personas de toda forma y color que tan sólo se da en una ciudad de verdad. Yo incluso echo de menos poderme subir a un bus sabiendo que, pasada una hora de trayecto, aún vas a estar en la ciudad.



Supongo que es por eso que vamos tan a menudo a las grandes ciudades a nuestro alrededor. Munich es la que nos queda más cerca, y siempre merece la pena volver a visitarla. Tal vez por la oscura atracción que me producen algunos de los más siniestros pasajes en su historia reciente. Seguramente por el Viktualienmarkt, en el que pueden encontrarse los más increíbles productos, el fotógrafo se vuelve loco y el observador atento puede sentir el corazón de la ciudad latiendo bajo sus pies.



Tal vez porque el Englischer Garten siempre invita a quitarse los zapatos y sentir la hierba en los pies desnudos. Seguramente por la irresistible combinación de un par de Münchner Weißwürstl con mostaza dulce y una Weißbier. Tal vez porque en Schwabing se encuentran unos restaurantes tremendos (nuestro último descubrimiento: Ignaz, un vegetariano que nos gustó tanto que fuimos a cenar las dos noches que pasamos en Munich)



Realmente fue un gran final para nuestras vacaciones. Porque Munich es, ante todo, una ciudad gemütlich.

¿Blog solidario?

Pues sí, queridos lectores, el premio blog solidario le ha sido otorgado a Und komisch spricht das Murmeltier. Marona ha sido tan amable de concederme este galardón. ¡Felicidades también a ti, Marona, por tu (múltiple) premio!


Estoy contento, porque soy bastante nuevo en esto del blogueo y es bonito y da muchos ánimos ver que sí, que hay alguien al otro lado que te lee de vez en cuando, que tiene curiosidad por asomarse a esta ventana que mantengo abierta.

En realidad el premio es un meme, es decir, ahora yo debo conceder el premio Blog Solidario a otros bloggers. Y estos son mis ganadores:

Paco, de Viena Directo, porque fue el primer blog de un español en Austria que descubrí, y también fue el primero que me enlazó. Y porque me hace reír y/o pensar con sus agudas observaciones, producto de horas muertas en las Wiener Linien, me supongo.

Jessica, from Ich bin ein Berliner, because I loved her sweetness when she talked about her summer adventures in Catalonia, and because I would love to live in Berlin. (Jessica, de Ich bin ein Berliner, porque me encantó la dulzura con que nos contó sus aventuras veraniegas por tierras catalanas, y porque me encantaría poder vivir en Berlín.)

da-beat, de El blog de Nosolomates, porque las Matemáticas son divertidas e interesantes, y me hace recuperar semana tras semana la fe en las generaciones futuras

Erin, de A wandering woman writes from Spain, porque me encanta descubrir España a través de sus ojos, porque con ella descubro aquello que siempre había estado ante mí y que nunca me había llamado la atención. (I think you don't need translation, do you? ;))

Las normas son sencillas, ahora cada galardonado puede otorgar este premio a hasta 7 blogs que considere interesantes y comunicárselo mediante un comentario. (The rules are easy, each one of you may give now this prize to up to 7 blogs that you find interesting and tell them via comment.)

Un abrazo para todos!